Fernando López Mera es presidente de la asociación gallega de ingenierías.
Fernando López Mera (Bouzas-Vigo, 1976) es ingeniero de Caminos por la Universidad de A Coruña, doctor en Ingeniería Marítima y Portuaria por la Universidad de Cantabria y director-gerente de Aquática Ingeniería.
Es además presidente de la Asociación Gallega de Empresas de Ingeniería, Consultoría y Servicios Tecnológicos (Ageinco), un sector que en la comunidad factura entre 500 y 600 millones de euros de los que una cuarta parte están representados en la asociación, que es patronal del sector.
La actividad de las empresas de ingeniería está muy ligada a las administraciones públicas y en los últimos tiempos han criticado algunas de sus fórmulas para licitar, en concreto con Ineco y Tragsa. ¿Cómo está y si han respondido a las quejas?
Ineco y Tragsa son dos empresas públicas, medios propios del Estado que se dedican a la ingeniería. Nuestra reclamación es que en la ingeniería tradicional, la que no supone ningún supuesto de causa mayor para el Estado, ningún tipo de emergencia o causa especial para las que fueron creadas, para tener una respuesta rápida, estén en el marco de competencia que tenemos el resto de las ingenierías. Nos estamos encontrando en estos últimos años que bajo el paraguas de un tipo de contratación, que se llama encomienda de gestión, estas empresas se están constituyendo en monstruos por el volumen de contratación directa sin pasar por concurso público. Muchas veces además estas ingenierías vuelven a relicitar esos encargos, normalmente bajo un tipo de subasta, a precios más bajos. Nuestra reclamación es que no existe un marco de competencia sino que gran parte de la ingeniería estatal se ha derivado a estas empresas.
¿Se han convertido en subcontratistas del Estado?
El Estado a la hora de contratar proyectos de ingeniería les contrata directamente a ellos sin pasar por concurso y sin pasar por un mejor precio, a precios pautados. Y ellos sí subcontratan trabajos. Por ejemplo, la avenida de Madrid de Vigo es un proyecto que ha hecho Ineco a un precio que probablemente duplica lo que podría salir de una licitación pública en la que participásemos las ingenierías.
¿Cuál es la demanda de Ageinco, que desaparezcan o que se centren en los asuntos para los que fueron creadas?
Nosotros no tenemos nada contra Ineco ni Tragsa, nuestra demanda es que existan para las cosas que fueron creadas y que después, para el resto, participen en los mismos términos de competencia que las demás empresas.
¿Consideran que el Estado les está haciendo competencia desleal?
Correcto. Vemos que el Estado está nacionalizando la ingeniería e incluso a la hora de salir fuera de España. El Estado vende sus propias marcas a la hora de exportar como las punteras.
Otro de los problemas a los que se enfrentan las empresas de ingeniería son las subastas.
En la Directiva europea 2014/24, que se va a trasponer con la nueva ley de contratos que entra en vigor en marzo, se dice claramente que los servicios intelectuales no se pueden contratar como subasta, el único criterio no puede ser el económico. Cuando se contratan servicios de ingeniería o arquitectura no se puede contratar solo al que salga más barato, sino que hay que tener otros criterios como la experiencia o el conocimiento de la problemática particular o incluso el plazo o las soluciones para la vida útil de la obra. Desde 2014 que sale esta Directiva hasta ahora muchas Administraciones de España han ido sacando subastas y nosotros estamos en contra porque se juega en una etapa en las que las empresas no están en muy buena situación y pueden ofrecer precios para poder salir adelante y al final esto redunda en que estamos dando un servicio malo a un precio terrible y generando más problemas.
¿Y por qué cree que se ha mantenido esta situación?
Los técnicos de la Administración tampoco están de acuerdo con esto pero hemos llegado a un momento en que todos los asuntos de corrupción han afectado mucho a la Administración y su forma de escapar es poner encima de la mesa criterios que sean objetivables y hemos sido tan poco imaginativos que solo el precio está encima de la mesa. Ha llegado un momento en que la situación es insostenible para las ingenierías y para la Administración porque ¿cuando te vas a comprar algo que es importante el único criterio es el precio? Pues esto es lo que está pasando.
¿Qué se rompe con estas prácticas?
Se está rompiendo la especialización, que es importante porque es lo que te permite exportar. Porque si solo sacas a precio un trabajo el especialista en ese trabajo normalmente no será el más barato. Pero además que la solvencia técnica es lo que nos permite a las ingenierías trabajar fuera, si tú no trabajas en España difícilmente podrás trabajar fuera porque te van a pedir los certificados de buena ejecución de los trabajos en España. En Galicia hemos tenido una oportunidad que es el AVE que es un reto para la ingeniería pero al final lo es para Ineco, que lo resubasta a unos precios que las ingenierías de aquí no hemos podido recoger ese know how y ¿cómo vamos a exportar ingeniería de ferrocarril? No podemos.
¿Han trabajado las ingenierías gallegas fuera en esta época de crisis?
Si. En la crisis ha habido dos salidas, por un lado la internacionalización y por otro la diversificación, buscar negocios relacionados con lo que sabemos hacer. Estos últimos años ha sido bastante difícil vivir de la ingeniería. Todos hemos tenido nuestras historias internacionales, con las dificultades que ello conlleva, pero la internacionalización sí ha sido una salida natural. La ingeniería es además una punta de lanza para que otros sectores se internacionalicen, como empresa vamos a un país y prescribimos una serie de productos y soluciones que son de aquí y pueden vender sus productos allí. La capacidad de inducir exportación es muy grande.
¿Cómo nace Ageinco y por qué se crea?
Nace hace doce años para defender los intereses del sector. Tenemos varias líneas de trabajo, una es la contratación, porque nuestra actividad está muy asociada a la contratación pública e intentamos colaborar con las administraciones; trabajamos también la línea internacional, es decir, intentamos que nuestra empresas tengan facilidades de exportaciones y tenemos varias herramientas comunes para poder exportar. También trabajamos en la formación, porque hay determinados retos a los que nos enfrentamos y trabajamos también en
compras conjuntas, algo que hemos aprendido de los clusters, que haciendo volumen en determinados productos que todos compramos podemos mejorar el precio. De hecho nuestro objetivo a medio plazo es convertirnos en cluster.
¿Cómo avanza lo de ser un cluster
El año 2017 lo hemos utilizado para tantear distintos ámbitos. Hay que tener en cuenta que el sector de la ingeniería ha sido calificado como uno de los sectores estratégicos de Galicia y hemos hablado con la administración, con centros tecnológicos y universidades que podrían formar parte del cluster. En principio afrontamos 2018 con buena perspectiva que será dar los pasos hacia la constitución de un cluster de la ingeniería que seguirá llamándose Ageinco.
¿Qué les aportará convertirse en cluster?
Es una evolución natural porque la asociación está tendiendo hacia ese tipo de organización. El cluster, además de las empresas que forman parte, tiene una serie de agentes consultores como las universidades que nos puede aportar para proyectos de I+D o internacionales.